Anoche la playa de Valencia estaba abarrotada, full que dirían los ingleses, y sobre todo llena de jóvenes. Está muy bien que no se pierdan las tradiciones, sobre todo, por parte de los jóvenes, que somos los que más contribuímos a su desaparición, pero por otro lado, que triste, que cualquier encuentro, cualquier celebración, cualquier convocatoria en masa de jóvenes derive en botellón, en beber, en ensuciar, en música máquina y en emborracharse. Anoche parecía eso, un botellón masivo, todos los jóvenes cargados con bolsas del supermercado con bebidas, mientras que la generación de nuestros padres cenaban, tranquilamente,
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