lunes, 21 de abril de 2008

Mi abuela

Hoy ya es lunes, ya han pasado 4 días desde que murió mi abuela, el tiempo no sólo corre, si no que vuela. Murió el jueves 17 de Abril, a las 20:12 más o menos, con 95 años. Se fue apagando poco a poco como una vela, hasta el final. No sufrió mucho, respiró íntensamente y se fue. Ese mismo día también murió Rosario la Dinamitera, no quiere decir nada, pero si que me parece simbólico, que dos mujeres luchadoras, trabajadoras y aguerridas coincidan en el día, en el día de su muerte. Una de forma pública, y otra de forma privada entre nosotros, su familia.

Mi abuela, no se llamaba Rosario, pero era igual de dinamitera, no se alistó a las milicias republicanas, pero vivió en sus propias carnes la dureza de una guerra, y la represión franquista posterior. Tuvo que aguantar el encarcelamiento injusto y cruel de mi abuelo durante tres años, solamente por no comulgar con las ideas franquistas y tuvo que criar sola a 4 hijos, porque mi abuelo poco tiempo después de salir de la cárcel, murió, en un túnel, trabajando.

Así que, ha sido una vida dura, de mucho trabajo, sufrimiento, en condiciones muy difíciles porque en aquellos tiempos los medios eran muy escasos y con cuatro hijos pequeños no debió ser nada fácil, irse al campo a segar y dejárselos solos. Pero ahora, desde la distancia, porque yo no he vivido este final de forma intensa, ni continua, creo que, ha merecido la pena todo ese esfuerzo de mi abuela, porque ha muerto rodeada de sus cuatro hijos, que día tras día la han acompañado hasta el final.

Mi abuela, no luchó en el frente, como Rosario, pero fue de igual forma una mujer valiente, sin pelos en la lengua, de mentalidad abierta, espiritu joven y que no aceptaba que nadie dijera ,que ahora la vida estaba mal. Ya se encargaba ella, de "cortar por lo sano" ese tipo de afirmaciones. Yo creo que si hubiera tenido la oportunidad de estudiar, habría estudiado derecho, y habría sido una buena abogada laboralista, porque era gran enemiga de las injusticias y desigualdades. Siempre dispuesta a dar y nunca necesitó de casi nada material, le eran indiferentes.

Bueno, abuela, quería dedicarte estas pocas palabras. Ahora desde donde estés, como soy de las que no me creo que haya otra vida, ni un cielo, ni un mas allá; desde ese lugar, que no sé como se llamará, si reencuentro, o sueño, o paréntesis, o lo que sea, te deseo que descanses por todos los años trabajados, y te pido que no nos olvides, a los que seguimos por aquí, para que cuando lleguemos los demás, a ese lugar, podamos celebrarlo todos juntos, y contarnos todo lo que habrán sido estos años sin ti.

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